Una buena reflexión…

Soñar no cuesta nada.

Gerardo Toledo, El defensor de los pobres.[1]

(Mario Alvarado Prieto)

 

 

Gerardo Toledo, El defensor de los pobres, preocupado, afligido e impotente para remediar la situación económico nacional, sueña y sueña, pues soñar no cuesta nada.

 

Gerardo Toledo, el defensor de los pobres contempla el Panorama nacional, la inflación, los resultados del pacto, la devaluación la deuda externa o Eterna sueña y sueña.

 

Una noche Gerardo Toledo soñó y soñó que la gente humilde se organizaba y se ponían de acuerdo organizando marchas ante las altas autoridades obstruyendo el tránsito en las calles de la gran ciudad.

 

Un buen día, o mejor dicho una noche en que se acostó a dormir vio como se organizaron los jóvenes para dispersarse por la ciudad y desarmar policías de pistolas, fusiles, una que otra bala que traían los policías.

 

Cuando encontraban que en un banco había cuatro o cinco policías, entraban uno por uno, se formaban en alguna fila y al menor descuido los desarmaban y ya armados no había quien osara retenerlos.

 

Soñar no cuesta nada, Gerardo Toledo estaba soñando y no despertaba.

 

Soñaba que después de desarmar a toda la policía se retiraron a un camión estratégicamente estacionado donde depositaron sus armas y no había quien les siguiera.

 

Al día siguiente las noticias en periódicos, radio y televisión se hacían pedazos y ellos, tranquilos, sin comentar nada.

 

Pasaron los días sin pista de los atrevidos, nada se sabía, los agentes daban palos de ciego, nada por aquí, nada por acá.

 

Después de unos días secuestraron a unos soldados, soldados jóvenes, humildes ¿qué querían de esos soldados? Era la pregunta.

En poco tiempo se supo la noticia que el general fulano de tal, el general sultano, el general mengano, etc., etc., fueron secuestrados.

 

¿Qué está pasando? Soñar no cuesta nada, Gerardo Toledo seguía soñando.

 

Las marchas de protesta por la inflación, por la deuda, por el pacto, por la devaluación, por tantas cosas más que daban al traste con el salario del trabajador.

 

Una de esas marchas tenía que ser decisiva.

 

Un día comenzaron a llegar mujeres del pueblo. Por todas las puertas del palacio cargando niños en sus humildes rebozos a buscar a tal cual persona.

 

A una determinada hora comenzaron a llegar los contingentes de una marcha, haciendo el intento de entrara a Palacio por lo cual los soldados que cuidan Palacio intentaron cerrar pero aquellas humildes mujeres sacaron “sus niños” que no eran otra cosa que metralletas.

 

Unas sometieron a balazos a los soldados, otras se metieron a la presidencia a hacer prisionero al presidente y sus secretarios de Estado, no perdonando a nadie que opusiera resistencia.

 

Mientras tanto en la Secretaría de la Defensa sucedía algo imprevisto al mismo tiempo que lo mismo sucedía en la policía y la procuraduría.

 

En la Defensa entraban sin permiso un camión pipa de gas o gasolina que bañaba a quienes valientemente se oponían a su paso y alguien de lejos lanzaba una estopa con gasolina, sembrando el descontrol por todos lados.

 

Policías y soldados en un mismo aprieto, ni como auxiliar a nadie.

 

Soñar no cuesta nada y Gerardo seguía soñando. Soñó que al someter al Supremo Gobierno, él se sentaba en la silla y dictaba sus primeras disposiciones. Mandaba a la goma al Tío Sam rompiendo relaciones con el mismo para negarle la entrega de petróleo diario argullendo que él no había firmado el contrato y no tenía ningún compromiso.

 

Al tomar prisionero al presidente y socios, a todos los metió presos y los despojó de sus bienes dejándolos como nos tienen. Se reunió dinero suficiente que alcanzó para pagar diez o 20 veces la deuda. El resto lo mandó al campo para que el campesino tuviera garantías con su producto. Niveló el sueldo de la ciudad con el campo para evitar la emigración campesina a la ciudad y para evitar tierras ociosas.

 

Puso en vigor la Constitución con algún pequeño cambio, consistente en borrar de la universidad la carrera de abogado ordenando que cada niño desde el segundo de primaria tuviera como materia la constitución, así seguir hasta terminar la primaria. En la secundaria terminar la constitución y en vocacional y sus equivalentes aprender a discernir sus leyes emanadas de la misma.

Soñar no cuesta nada.

 

Dejaba México de ser lacayo de EEUU, éramos totalmente libres, se contrataron técnicos japoneses y alemanes para asesorar mexicanos obreros para fabricar telas finísimas que eran el encanto de extranjeros y nacionales. Fabricábamos radios, televisores y todo artículo de primera calidad.

 

Ya nadie andaba descalzo ni hambriento, no se veían en los jardines gente desocupada, ni teporochos, nadie estaba sin trabajo.

 

Los policías inspiraban confianza, los jueces no eran corruptos y las cárceles sí estaban llenas pero de auténticos delincuentes oficiales.

 

Verdadera libertad de expresión, de prensa, de credos.

 

Ya el policía perseguía a verdaderos delincuentes.

 

Ya se respiraba un ambiente de paz, de independencia y libertad.

 

Soñar no cuesta nada.


[1] Gracias a las condiciones existentes dentro de la clandestinidad y en la lucha por la presentación de los compañeros detenidos-desaparecidos, el presente material me fue entregado sin que hoy en día, por el trascurso de los años y la memoria que “borra” parte de mi pasado, me acuerde con exactitud la autoría del mismo. Creo que el documento, escrito a mano en dos largas hojas cortadas para ese fin a tinta azul, pertenece al compañero Mario Alvarado Prieto, estudiante del Instituto Politécnico Nacional, maestro de la Preparatoria Popular Tacuba y militante del Comité Comunista Estudiantil perteneciente a la Liga Comunista 23 de Septiembre, detenido-desaparecido a los 22 años de edad por agentes de la Dirección Federal de Seguridad y del “Grupo Jaguar” desde el 29 de octubre de 1980, en el Distrito Federal. Nota de Alberto G. López Limón.

 

Extraído de los trabajos de Alberto Guillermo López Limón. NO ES DE MI AUTORÍA

 

PLASMA

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Una respuesta a Una buena reflexión…

  1. Adrian dijo:

    Una sugerencia mijo, no escribas tanto, ya es mucho con leer a Arostegui el intragable y a Eusebio, mejor hechate resumenes jejeje

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